Metodologías Agile

‘Agile’ es una metodología para el desarrollo de proyectos que precisan de rapidez y flexibilidad, pero también es una filosofía que supone una forma distinta de trabajar y de organizarse.

Su lógica es que cada proyecto se ‘divide’ en pequeñas partes que tienen que completarse y entregarse en poco tiempo (días o semanas). El objetivo es desarrollar productos y servicios de calidad que respondan a las necesidades de un mercado o industria cuyas prioridades cambian a una velocidad cada vez mayor.

Estas metodologías nacieron en la industria del desarrollo de ‘software’, cuando las compañías de este sector comprendieron que la forma tradicional de trabajo retrasaba mucho la entrega del producto final. Unos procesos basados normalmente en un contrato cerrado, con escasa comunicación de los trabajadores, que conducían a entregables rígidos y atemporales.

El ‘Manifiesto Agile’ es un modelo de mejora continua en el que se planifica, se crea, se comprueba el resultado y se mejora. Algo que es constante y rápido, con plazos de entregas reducidos que buscan evitar la dispersión y centrar toda la atención en una tarea encomendada.

Las principales ventajas del ‘agile’ son:

1. Mejora la calidad: Minimiza los errores en los entregables, mejora la experiencia y la funcionalidad.

2. Mayor compromiso: Mejora la satisfacción de los integrantes y genera conciencia de equipo.

3. Rapidez: Acorta los ciclos de producción y minimiza los tiempos de reacción y toma de decisiones.

4. Aumento de la productividad: Al asignar mejor los recursos, y de forma más dinámica, mejora la producción según las prioridades que tenga la empresa.

Su funcionamiento en el entorno laboral

Los principios y valores en los que se basan las metodologías ágiles tienen como principal característica realizar entregas rápidas y continuas de etapas de un proyecto. Poniendo un ejemplo, en el marco de trabajo scrum, el proyecto se divide en pequeñas partes que tienen que completarse y entregarse en plazos cortos, llamados ‘sprints’. De esta manera, si hay que realizar cualquier modificación, sólo se hacen cambios en la parte implicada y en muy poco tiempo.

Otro de los rasgos más característicos de las metodologías ágiles es el de emplear equipos multidisciplinares que trabajen juntos.

Antes de ‘agile’, cuando una empresa quería desarrollar un proyecto nuevo, se ponía en marcha un proceso lineal (en cascada) que tardaba largos tiempos en entregar un producto, con un alto riesgo de no adaptarse a la demanda final del cliente o usuario interno. Cuando esto sucedía, se optaba por soluciones de urgencia, o incluso empezar de cero el proyecto.

Otro de los rasgos más característicos de las metodologías ágiles es el de emplear equipos multidisciplinares que trabajen juntos, codo con codo, durante todo el proceso. Así, por ejemplo, el responsable de Marketing puede dar ‘feedback’ de cómo está resultando el producto final al técnico que está realizando una tarea concreta. De esta manera, y junto con las entregas más rápidas, tempranas y frecuentes, el producto resultante es exactamente lo que el mercado está demandando.

Los equipos ágiles realizan sesiones diarias en las que cada miembro tiene que explicar tres cosas: qué tareas ha completado, cuáles va a hacer y, si los hay, señalar los impedimentos que no le han permitido avanzar. Estas reuniones llamadas ‘dailys’ sirven para que todos los integrantes del equipo sepan en qué punto de trabajo está cada uno y sean conscientes de cómo pueden colaborar para que el proyecto siga avanzando.

La adopción de la filosofía ‘agile’ está ayudando a tener claras las prioridades, alineando las fuerza de distintas áreas, pensando a nivel local y global. Y, por encima de todo, está permitiendo a los equipos colaborar integradamente, innovar, pensar en grande y aportar valor de forma global.

En Assertive Consulting Group te ayudamos capacitando a tu equipo en esta herramienta de trabajo, o asesorándote en los procesos que ya tienes en desarrollo y podrías agilizar.

*Referencia, artículo publicado en bbva.com